viernes, 30 de septiembre de 2011

"En honor al mérito", Karina Maciel

Señora Vice Rectora Académica de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, Dra. Carmen Quintana
Señor Decano de la Facultad, Autoridades, Profesores de esta Alta Casa de Estudios
Señoras y señores
Compañeros
Amigos

Somos Abogados y esta es nuestra noche. ESTE momento que estaba remotamente en nuestra imaginación, FINALMENTE ha llegado.
Luego de prestar el juramento ante la Corte, de la entrega de la matricula, incluso después de haber firmado escritos, o resuelto casos, NO ES SI NO este acto formal el que NOS INDICA que una etapa de nuestras vidas, concluye. 
Y eso nos pone memoriosos, hasta nostálgicos, nos miramos y los recuerdos fluyen… 
Lejos están aquellos días en el campus de Santa Librada, donde mudarnos a la Sede de la Facultad aquí en el Centro, era TODA UNA ASPIRACIÓN.
Muy jóvenes, muy entusiasmados con el desafío de ser universitarios, y llenos de ideales.

Ya en la Sede, fuimos cambiando los championes por los tacos; las bermudas por los trajes, y  de repente nos sorprendíamos hablando del derecho natural, opinando en las rondas de tereré de los recreos sobre las novedades que íbamos encontrando, y de apoco, los debates se iban haciendo más especializados.
Más que los exámenes, RECORDEMOS esa previa a que seamos llamados para rendir esos temibles exámenes orales, las profundas conversaciones que surgían, los miedos que eran alimentados por las leyendas urbanas acerca del rigor de tal o cual mesa, los dolores, los nervios, los llantos, para luego, ver con orgullo COMO iban saliendo rostros victoriosos de esas puertas, esa satisfacción cómplice pues todos compartimos un mismo camino.
Tuvimos la gracia, de contar con profesores excelentes.
Algunos, nos daban el gusto de llamarnos TEMPRANAMENTE abogado, doctor, jurisconsulto… y una extraña sensación de satisfacción nos embargaba.
Otros, hacían de testigos, pues su vida hablaba, contaba la belleza de esta profesión.
Personas que no solo cumplieron el programa de estudios, si no que transmitieron su experiencia de vida y se ocuparon por compartir sus conocimientos, más allá de todo reconocimiento, que estaban prácticamente en línea, conectados con los alumnos para evacuar dudas.
O, profesores que a pesar de sus doctorados, phd y distinciones, no perdieron la SENCILLEZ para dar lo que mejor saben de la materia que les apasiona.
Personas que, en mi caso particular, marcaron para siempre el rumbo de mi vocación, pues no hubiera podido permanecer sino hubiera visto cómo puede vivir un abogado católico su fe en el ejercicio de la profesión.
En fin, atesoramos esos recuerdos, pues solo así comprendemos el valor del camino.
Definitivamente, no hemos llegado hasta aquí solos. Si algo distingue a esta promoción, es la solidaridad, el compañerismo, el trabajo en equipo  pues PRONTO HEMOS DESCUBIERTO el valor de la amistad, de la cooperación, de ocuparse por el otro.
Si, por supuesto, nos hicimos amigos, y estuvimos juntos en los momentos de festejos, de glorias así como en los días dolorosos.
Hemos trabajado en equipo, y no solo nos ha servido para traer importantes distinciones a nivel internacional, si no que, TODOS HEMOS APORTADO con un mensaje, con un recordatorio, con un libro prestado, con una explicación, a este momento, a que lleguemos juntos a la meta…
UNA META SIMBÓLICA, pues el título es solo el inicio ya que por fortuna podemos seguir soñando, leyendo y escribiendo, podemos seguir aceptando el desafío de ser lo mejor de nosotros.
Triunfos y frustraciones. Pero ha llegado el momento en el que maduremos en la EXTRAORDINARIA universidad de la experiencia.
Confieso que di muchas vueltas para escribir este discurso, y eso porque, era notable como quien me hablaba de el, me decía: Por favor, que nos inspire…
¿Como o de dónde conseguir inspiración para entrar en la realidad de ser ABOGADOS?
Que nos hagamos esa pregunta, posiblemente significa que en ALGÚN MOMENTO DEL CAMINO casi la perdimos, pero sin embargo, nuestro corazón NO SE QUEDA QUIETO EN ESTE EXTRAVÍO y nos exige una respuesta. ¿Por qué levantarnos, y salir al mundo A DEFENDER LO JUSTO cuando todo, todo nos dice que esto es imposible?
Y es aquí donde solamente puedo dar mi experiencia: Aquel que me inspira es aquel que me da la vida, Aquel con mayúsculas que todos los días está presente: Cristo, fuente eterna de inspiración.
Y es que, sólo con el es posible resistir a la confusión y retomar la inspiración.
A muchos nos habrá sorprendido el año ejerciendo y bien temprano hemos podido comprobar que, LA JUSTICIA QUE GRITA NUESTRO CORAZÓN difícilmente se realiza, pues siempre existen intereses de cualquier clase, que pretenden INFLUIRNOS EN LA TOMA DE DECISIÓN, a fin de encontrar la salida más conveniente a esos intereses en  cada caso.
Pero muchos nos resistimos a creer que eso es así, y esa ingenuidad constituye un valor que choca con la PRACTICA COMUN, ese valor irrita, provoca y desafía mucho más de lo que imaginamos.
Por eso, este corazón inquieto me impulsa a: animar, instar y rogar porque nunca perdamos esa ingenuidad, que nuestro criterio de justicia se nutra con la práctica constante de la equidad, con el que todo rigor de la norma se armoniza.
Que no perdamos de vista que más allá de las normas, o por encima de ellas, están las personas, que ningún silogismo nuestro alcance de forma tan estricta que nos haga olvidar la razonabilidad de ellas.
Y, cuando salgamos a la calle, recordemos nuestro nombre pues sencillamente somos lo que somos, y no el título que llevamos.
Finalmente, como dije antes. Nadie esta aquí por su propio esfuerzo. Y con estas palabras, quisiera agradecer a las personas que me permitieron llegar a la meta:
En primer lugar, Al gran responsable de que TODO, Dios… A veces intuía que su designio sobre mi era que yo alcanzara este lugar, y hoy lo tomo como un regalo... Y, no lo hice por mí, nada es mío. Todo es de El. Ni mi capacidad, ni ningún talento puedo creer poseer, porque todo está puesto a su servicio, y abandonada completamente a su plan, espero simplemente tener siempre la sencillez para reconocerle en cada circunstancia que como profesional deba pasar, pues es en esta circunstancia en la que me llama para la construcción de su Reino.
A mis padres, a mi mamá Lucia y a mi papá Antonio. Ellos son el signo de Otro amor más grande, Sin ellos, ¿quien sería yo? Su testimonio de amor, de honestidad, de perseverancia, de lucha, es el espejo en el que me miro día a día, la valentía con la que enfrentan la vida. ¿qué merito podría tener yo si me lo han dado todo? Sin embargo, cada día de mi vida, mirando sus vidas, intento ser lo que ellos son: entrega total, por amor.
Mi abuela Gladys. Quien también esta noche debiera recibir un titulo, pues asistió como oyente a varias clases de Derecho Romano, Derecho Comercial… repetía conmigo frases cuando yo, a fuerza del cansancio me quedaba dormida. Gracias, por tu compañía, por su atención y cuidado.
Mi hermana Lore, quien colaboró muchas veces a evitar distracciones  y creaba el clima en casa para que pudiera sentarme a leer, cosa que parece sencilla, pero que verdaderamente costaba. Con ese gesto de respeto, me mostraba todo su amor y su cariño, por eso estoy muy agradecida.
A mi abuelo Rurru, y a mi hermano Matías, quienes me siguen desde el cielo.
A mis compañeros de trabajo, pues ellos siguieron día a día mi avance y alentaban y me daban ánimos, pero muy especialmente a dos personas luchadoras, conocedoras y aplicadores de lo justo, que son Myrta Godoy y Jorge Paiva, en la fibra más intima de mi perfil profesional, siempre van a estar sus sabias palabras, la pasión y la entrega, el trabajo en equipo.
A mis tíos, primos, a Diana y Patricia, a mis hermanos de CL.
A mis amigos, los de siempre y los que estoy segura me acompañan aun en la distancia.
Bueno, finalmente me despido citando las palabras de Benedicto XVI dirigidas a los jóvenes en la reciente Jornada Mundial, como mensaje final y a la vez, como desafío, y promesa ante nuestros familiares, amigos, profesores, y nosotros mismos:
“…que ninguna adversidad les paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor les ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra…”

Buenas noches y felicidades

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